Fey y El Castillo Encantado

"...dejame vivir este sueño... el mejor que he tenido..."



Y Fey volvió a brillar. Caminó unos días junto al Elfo Blanco. Pronto llegaron a un poblado, donde muchos niños jugaban en un gran parque. El Elfo siguió su camino. Fey se quedo a jugar.
En un rincón del parque vio a un niño rubio, de cabellos enrulados, acurrucado, como llorando. Ella se le acercó. Sus ojos verdes reflejaban la pureza de la niñez. Pero era algo más…

-¿estas bien? ¿Por qué lloras?- preguntó Fey.
-estoy triste. Siento un vacío dentro de mí. Tengo alas y no se volar. Es como si tuviera todo lo que quiero y no me es suficiente. – dijo el Angelito.
- en eso no se si pueda ayudarte… yo soy un Hada sin alas. No se lo que es volar… aunque alguna vez volé-- susurró Fey – ven conmigo. Vamos a jugar en el Parque-
-¿jugar?- dijo el Ángel extrañado –pero yo no se jugar…-
-¡no sabes jugar! Pues yo te voy a enseñar. La vida es un juego, y jugando es la mejor manera de hacer un amigo.-

Y Ángel y Hada se hicieron grandes amigos. Era la primera vez en que Fey se sentía frente a alguien igual a ella, aunque eran diferentes. Pasaban mucho tiempo juntos y hablaban de sus deseos.
-¿sabes, hadita? Tengo ganas de irme, de salir de la burbuja de cristal en la que me siento atrapado… ganas de vivir, de aprender… Ganas de crecer…- le contó un día.
-los angelitos como tu pertenecen al cielo. Y tú hace mucho que estas en la Tierra. Debes buscar tu camino de vuelta- aconsejó Fey.
-pues si… pero no se cómo. Se que todo depende de mi... y se que dependo mucho de los demás... a veces quisiera ser autosuficiente y no lastimar a nadie. Pero necesito alguien a mi lado... ¡y no quiero que sea así! Quiero ser yo sin la necesidad de nadie más.-
-angelito. No puedes vivir pensando en que otros te ayuden. Si algo he aprendido es que la respuesta este adentro tuyo. Debes buscar en ti.-
-tienes razón Fey. No me voy a quedar atrás. Aquí estoy… tratando de fluir… de seguir mis sueños…-
-no te preocupes, Angelito. Ya nuca más estarás solo. Tienes un Hada que te acompaña. Y eso de seguir los sueños es importante. Yo estoy aquí por un sueño… y aunque he sufrido, también he vivido intensamente. Y no me arrepiento de nada.-

Y el tiempo transcurrió hermoso para los dos. Hasta que una mañana, el Ángel abrió sus alas y se echó a volar.

-¡tu me enseñaste a volar, mi Hada! Gracias por hacerme libre.-

Y a pesar de su partida, Fey nunca más estuvo sola. Porque su Ángel estaba con ella todo el tiempo, en sus sueños.

“si yo me hubiera quedado en mi flor, nunca hubiera sufrido, pero tampoco hubiera aprendido nada… y todo sufrimiento valió la pena si hice un amigo.”