Fey y El Castillo Encantado

"...dejame vivir este sueño... el mejor que he tenido..."


Luego de mucho andar, el bosque abrio paso a un inmenso valle. Un fuerte río corría por allí. Había a su alrededor extensas praderas verdes, árboles de sabrosos frutos, prosperidad en todo lo que veia. Pero por sobre todas las cosas, habia paz… mucha paz. Demasiado bueno… demasiado irreal…
Fey sintió que podría quedarse a orillas de ese río toda su vida. No había tristezas allí, ni burlas, ni seres mágicos que le recordaran su condición. El río le daba todo lo que ella necesitaba. Cuando se reflejaba en sus aguas no había necesidad de alas.
Pero pasado cierto tiempo, el vacío en el alma de nuestra amiga seguía latente. ¿Por qué? Entonces ella no pertenecía a este lugar; debía seguir buscando; la comodidad, el conformismo no era para ella…

“cuantas veces nos conformamos con poco… cuando si quisiéramos, ¡podríamos llegar tan lejos!”

Buscó su estrella en el cielo… continuó su viaje…